Un anciano, por los aires
Porque otro vecino, el herido más grave y de 84 años, cayó al patio interior y fue trasladado al hospital de La Princesa por el Samur-Protección Civil. Ingresó directamente en la Unidad de Cuidados Intensivos, por su delicadísima situación.
Además, el estado del edificio es ruinoso. Quienes lo han visto por dentro tras el accidente afirman que ha quedado «vaciado», hasta la colchonería del local comercial inferior. Lo que sí se han mantenido son las fachadas (no así las del ático, piso inmediatamente superior al de la explosión, que está destrozado) pero serán los técnicos de Urbanismo los que determinen si finalmente habrá que echar el edificio abajo totalmente o mantenerlo de manera parcial. Los trabajos se van a hacer de manera manual, lentamente, como se hizo con la casa parroquial de La Paloma, en la calle de Toledo hace un año, «porque la estructura está muy afectada y hay que evitar derrumbes», explicó Mariano Fuentes, concejal de Desarrollo Urbano.

Por lo pronto, tanto los vecinos del edificio siniestrado como los de los colindantes no pudieron volver anoche a sus casas. El Samur Social habló con 74 personas, de las que solo pidió ser alojada una pareja.
En cuanto al resto de heridos, tres necesitaron ser hospitalizados en La Princesa (una mujer de 77 años y otra de 44), aunque estaban leves, a excepción del anciano de 84 años. Además, una embarazada que pasaba justo por delante fue llevada a la Maternidad del Gregorio Marañón y, más tarde, tras horas en observación, fue dada de alta.
A los pies del cordón de seguridad se vivieron más tarde momentos de muchísima angustia. El hermano del más joven de los fallecidos le llamaba al móvil. Daba señal. Pero nadie contestaba. Horas después, los familiares recibían la fatal noticia: los dos estaban muertos. La peor pesadilla se convertía en una realidad en la cafetería que ofreció sus instalaciones, La Capilla Sixtina, para dar cobijo a estas personas.